Hablemos del ritual

Hablemos del ritual

 

¿Por qué se regalan flores en los funerales?

 

Llevar flores a un funeral es una antigua costumbre que se practica en diferentes culturas y países hace más de 13.000 años. En algunas culturas, los funerales pueden durar varios días, por esta razón, las flores son usadas para perfumar y aromatizar, evitando que se expandan fuera de la sepultura olores no deseados.

 

En occidente y en nuestra cultura específicamente, las flores tienen una connotación diferente cuando se regalan, pues denotan solemnidad, paz y un valor simbólico de respeto y condolencias.

Respecto a las flores que se regalan en los funerales están los crisantemos que simbolizan lo efímero de la vida, las rosas que expresan aprecio y agradecimiento a la persona fallecida y a sus familiares, los claveles que denotan admiración y el significado que tenía el difunto, los lilium que representan la inocencia del alma eterna y los gladiolos que manifiestan sinceridad y fuerza.

En la actualidad,  las flores han tenido un lugar protagónico en la ritualización  y acompañamiento tras la muerte de un ser querido, pero como estas existen otras maneras de acompañar a quienes atraviesan un duelo.

 

 

¿Por qué usamos colores oscuros en los funerales?

 

En los funerales, es muy común observar que la mayoría de personas vista de negro, color que se asocia con la ausencia de luz y el dolor por la pérdida de un ser querido.

Esta tradición se remonta desde la Edad Media y el Renacimiento, cuando los hombres aparecían usando vestimentas negras, y las mujeres de luto llevaban por su parte sombrero, manto y velos negros. Pero, ¿sabes a qué se debe que el color negro sea el protagonista de los rituales fúnebres?

 

Según distintos estudios antropológicos, la tribu ancestral ""los deudos"" vestían de negro en los funerales debido a una antiquísima costumbre que nació del miedo a que los vivos fueran poseídos por los espíritus de los muertos. Así, en los rituales funerarios, los hombres primitivos solían pintar sus cuerpos de negro para impedir que el alma del fallecido encontrara un nuevo cuerpo donde asentarse.

El negro como color de luto, no ha sido utilizado siempre en todos los países del mundo. Las diferentes costumbres o el color de la piel hacen que en lugares como la India o algunas tribus de África el color de la vestimenta de luto sea el blanco para contrastar con la tez de sus habitantes. En estos lugares tienden a cubrir la piel con cenizas blancas para evitar que el espíritu de la persona fallecida habite dentro de los vivos.

Al pasar de los años, tanto el color negro como el blanco continúan siendo protagonistas en las despedidas de los seres queridos, pero esta tradición depende también de cada cultura y sus creencias. En nuestra sociedad, por ejemplo, es muy común hacer uso del color morado que tiene una connotación de modestia y penitencia, y de algunos colores claros que denotan respeto por el fallecido y su familia.

 

 

¿Cómo surgió el ataúd?

 

¿Sabías que la primera referencia del ataúd se hizo en España?

 

El ataúd surgió con el objetivo de proteger el cuerpo del fallecido del entorno inmediato, debido a que desde tiempos remotos, el hombre ha buscado la forma de preservar el cuerpo de quienes tienen un valor significativo en su vida.

 

Remontándonos en la historia, Egipto fue uno de los primeros lugares donde se empezaron a utilizar los sarcófagos hace ya más de 4500 años, pues se creía que así el difunto tendría vida eterna. Los entierros egipcios se hacían introduciendo al difunto en enormes ataúdes de piedra pulida cubierta de jeroglíficos o en estuches fabricados en madera pintada con forma de ser humano.

 

Por otra parte, los Celtas en Europa, aproximadamente en el año 700 A.C., fabricaron cajas de piedras planas para enterrar los cuerpos de sus muertos; sin embargo, lo común era inhumar a los fallecidos y envolverlos en una manta como lo hacían los antiguos griegos.

 

Con el correr de los años, los ataúdes han registrado una gran evolución. Primero fueron los de piedra, luego y antes del siglo XIII, se utilizaron los de plomo, tan inalterables como la piedra. Desde el siglo XIII llegaron los de madera o, el ataúd de tablas. Una vez instaurada la costumbre de meter a los muertos en cofres, los ataúdes no han parado de evolucionar y de acomodarse a las más novedosas tendencias del mercado.

 

Hoy, además de los modelos tradicionales, se pueden elegir personalizados de acuerdo a la cultura y creencias de cada comunidad. El ataúd se ha mantenido a lo largo de los siglos como un elemento icónico sin importar el idioma o creencias religiosas, pues es aquí donde se depositan los restos de los fallecidos para protegerlos en su exposición, transporte y entierro.

 

 

La música como herramienta en los rituales funerarios

 

Cuando perdemos a un ser querido, el sentimiento de dolor es inevitable, ocasionando, en algunos casos, la falta de palabras para expresar lo que sentimos en el momento.

 

Herramientas como la música nos permiten:

  • Memorar momentos especiales con el fallecido y lo que disfrutaba hacer en vida.
  • Evocar los recuerdos vividos y situarnos frente a la posibilidad de despedirnos de una forma más íntima.
  • Sirve como aliciente en medio del vacío que se siente.

 

En la Unidad de Duelo contamos con el programa de Rituales Significativos, que pretende brindar a las familias una despedida con sentido a sus seres queridos. Algunas de las herramientas que se ofrecen en estos espacios son los vídeos y los homenajes musicales. De los usuarios atendidos entre los años 2018 y 2021 en casa de Velación Villanueva, el 69.7% incluyeron dentro de su servicio funerario una intervención con influencia musical.

 

El efecto que la música produce en las personas es único y particular, gracias a ella podemos comunicar lo que estamos sintiendo. No existe una pauta de cómo utilizarla en cada momento de la vida, esto siempre dependerá de los momentos, las personas y los recuerdos que lleguen a nuestras mentes.

 

 

¿Llorar nos ayuda?

 

El acto de llorar surge como una respuesta a diferentes emociones, especialmente las que están asociadas al dolor, la tristeza, el enojo y la frustración,  al llorar nos permitimos comunicar y expresar estas y otras emociones.

 

Desde que nacemos tenemos la necesidad de expresar, por esto, los niños recurren al llanto, cuando tienen miedo, hambre o dolor, buscando la atención de sus cuidadores con quienes construyen su primer vinculo.

 

Cuando crecemos aprendemos a equilibrar el llanto y las circunstancias que lo ocasionan, algunas producidas por alegría y otras, por situaciones de tristeza, frustración, rabia, etc.

 

Uno de los acontecimientos que más llanto puede producirnos es la pérdida de un ser querido, donde se experimenta sufrimiento y mucho dolor. En esta situación, llorar hace parte del proceso natural del duelo y se convierte en un calmante natural que produce el cuerpo al permitir expresar lo que sentimos y fomentar la empatía para ser acompañados por otras personas.

 



Testimonios

comillasopen La Conferencia Institucional es ese primer encuentro donde podemos comprender la pérdida del ser querido y aunque es realmente muy duro, es un aliciente para entender su partida y continuar con nuestras vidas. Gracias a cada uno de los psicólogos de la Unidad de Duelo, en especial a la doctora Isabel Cristina por su sensibilidad y profesionalismo a la hora de dirigirse a todos los que sentimos profundamente la pérdida de quienes amamos. comillasclose


Lina Marcela Ospina Villada

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