¿Qué podemos decir sobre la enfermedad?
El dolor no se limita nunca a un solo órgano, a un tejido dañado o a una función alterada. Absorbe toda la existencia. El dolor de una parte del cuerpo o de una dimensión de nuestro ser resuena en toda nuestra vida. No es el cuerpo el que sufre, es el individuo entero. Daniel Le Breton, Antropología del Dolor.
La palabra enfermedad proviene del latín infirmitas que significa “falta de firmeza” y se refiere a una alteración en el funcionamiento de un sistema u organismo.
Sentir el cuerpo enfermo puede provocar dolor y malestar, afectando la estabilidad mental y física y las relaciones interpersonales del ser humano.
En los últimos meses, nos hemos visto enfrentados a un mayor riesgo de afectación de la salud. Acciones como estornudar, tener malestar general o toser pueden producir temor o vergüenza. En situaciones como estas, es usual preguntarnos:
- ¿Cuál es el significado que le atribuimos a la enfermedad? La enfermedad nos enfrenta con la fragilidad, la vulnerabilidad, el dolor y el sufrimiento.
- ¿La enfermedad cambia nuestra relación con el mundo? El dolor nos lleva a guardar reposo, a apartarnos de las actividades cotidianas y en los casos más graves, nos incapacita por largos periodos de tiempo.
- ¿La relación con nosotros mismos cambia? Las dolencias e incomodidades nos impiden llevar a cabo nuestras actividades diarias, provocando sentimientos de fracaso, impotencia, frustración y modificando la visión que tenemos de nosotros mismos.
¿Qué factores influyen en la enfermedad?
El tiempo que la enfermedad permanezca en nosotros y el efecto esperado del tratamiento son dos factores que influyen notablemente. En este sentido, la enfermedad puede ser:
Aguda: La enfermedad aguda se desarrolla rápidamente, suele ser fácilmente diagnosticable o al menos no pasa desapercibida, el tratamiento hace posible la curación, los síntomas son temporales y transitorios.
Crónica: La enfermedad crónica tiene un comienzo más lento y se mantiene en el tiempo. No tiene tratamiento curativo, el objetivo de este es disminuir los síntomas y evitar un mayor daño en el organismo.
Fase terminal: El deterioro es irreversible e incurable. El cuidado del enfermo en esta fase es indispensable para lograr un mayor control posible de sus síntomas y acompañarlo en el final de su vida.
La vivencia personal de la enfermedad incluye permitirse descubrir formas para disminuir el sufrimiento y aceptar las limitaciones que la enfermedad trae. Te compartimos diferentes acciones que se pueden llevar a cabo en medio de un proceso de enfermedad, y que favorece la salud física y mental:
- Acudir a fuentes confiables.
- Buscar redes de apoyo donde se pueda expresar emociones.
- Mantener actividades e intereses habituales.
- Acudir al médico ante cualquier dificultad de salud que comprometa la vida.
La enfermedad requiere de una comprensión integral, reconocerla como una circunstancia que involucra todas nuestras dimensiones favorece su abordaje, su cuidado y su tratamiento.